Esta entrada destaca los problemas involucrados al elegir traductores.
Hace un par de años, necesitaba traducir al francés y al español unos materiales de marketing.
Se lo comenté a dos amigos (un hablante nativo de francés y un hablante nativo de español) que conocí en un curso de traducción. Se ofrecieron a traducir los materiales si traducía otros materiales de marketing al inglés para ellos, y acepté.
Sin embargo, tan pronto como recibí los textos traducidos, observé problemas de gramática y terminología. Cuando les mostré los textos a compañeros franceses y españoles, confirmaron mis temores. Había recibido unas traducciones de mala calidad que no harían ningún favor a mi reputación profesional. Después de pedir recomendaciones, me puse en contacto con un compañero que pudo hacer los arreglos necesarios para volver a traducir los materiales a un nivel profesional. Más tarde descubrí que, si bien mis dos amigos habían realizado un curso de traducción, ninguno de ellos trabajaba como traductor.
Esta experiencia ilustra lo que cualquier traductor profesional te dirá:
– Incluso si son “completamente bilingües” y tienen un interés en la traducción, nunca solicites una traducción a un amigo a menos que sea un traductor profesional;
– A menos que hayas visto muestras del trabajo de la persona, nunca pidas una traducción como un favor. No podrás consultar su trabajo;
– Si tienes alguna duda sobre la calidad del trabajo que has recibido, solicita que un segundo traductor haga una revisión;
– Si no tienes experiencia en el sector de la traducción, pide recomendaciones o muestras del trabajo anteriores de un traductor.
Si hubiera considerado estos puntos al elegir traductores para trabajar en aquellos materiales, me habría ahorrado mucho tiempo y energía.
Traduit par Andrea Barrocal Velasco.